No tiembles, no te muevas.
Sentí el cálido hormigueo que recorre tu espalda y cerrá los ojos.
Sonreí, sentí lo que te trae el tacto con la yema de tus dedos.
Pensá en como se iluminaba el mundo por las mañanas, recordá esos primeros rayos del sol.
Viví de nuevo todo tu pasado para recordar como fue y nunca será.
Que los gritos no te aterren, que los ruidos no te distraigan.
Que la brisa te peine, que las cenizas no te molesten.
Transformá
ese instante en un eterno momento. Que el fuego invada lentamente cada
rincón de la habitación y que se desintegre con tu cuerpo parte por
parte, célula por célula.
Abrí los ojos para ver el infierno y recordá, que mientras nosotros hablamos el mundo se
quema...
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